sientes como un “pábilo que humea”. Tienes que conocer a Dios y vivir provechosamente, a pesar de tu agotamiento constante. ¿Es acaso esto posible? Claro que sí. Sé que Dios usó mi fatiga, por más difícil que fuera, para beneficio de mi vida. Y planea hacer lo mismo en tu caso. Comencemos nadando río arriba contra la perspectiva que tiene nuestro mundo sobre la fatiga. ¿Cómo ve nuestro mundo la fatiga? • Nuestro mundo menosprecia la fatiga. Detesta la debilidad, la
Page 6